El estudio constituyó la primera fase de una investigación que se ha realizado durante las últimas tres temporadas, y midió la salinidad del agua utilizada en 18 viñas, reflejando que un 17% de las muestras se ubicó en zonas de riesgo medio, y un 10% en zonas de riesgo alto.
En la segunda etapa se incorporaron análisis de cationes (Na, Ca, Mg) y aniones (CI, SO4, HCO3, CO3), y en la fase más reciente se estudió la relación con la disminución prolongada de las precipitaciones y el aumento en la salinidad.