Durante los últimos tres años, UC Davis Chile realizó un arduo trabajo en el Aconcagua para crear la Central de Información y Modelación Hídrica (CIMHi). El proyecto, que fue financiado por Corfo y tuvo a la Dirección General de Aguas (DGA) como mandante, consistió en trabajar junto a las tres juntas de vigilancia del río Aconcagua y otros actores en la creación de una plataforma que permitiera a estos usuarios acceder de forma amigable a los datos de la DGA, de manera de contar con una base de información común y validada técnicamente para enfrentar la toma de decisiones en el reparto de los derechos de agua.   

La plataforma, que actualmente está activa y es de libre acceso, recoge los datos de las principales estaciones fluviométricas del río Aconcagua -entre las que se encuentran Chacabuquito, San Felipe, y Romeral-, que son las que miden y permiten supervisar la entrada y salida de agua a las secciones I, II y III, permitiendo realizar un balance superficial del agua disponible y pasante entre las tres secciones, lo que es parte esencial para la adopción de acuerdos y cumplir la regulación establecida por la DGA.  

Con esta herramienta, las Juntas de Vigilancia, encargadas de realizar el reparto del agua superficial del río, tienen acceso de forma sencilla y expedita a los datos de la cuenca, lo que ha facilitado los acuerdos necesarios -pero muy complejos- para esta distribución.  

“Con este proyecto apuntábamos a poner la ciencia por delante de las discusiones y conflictos que existen en el reparto de agua en una cuenca en un contexto de creciente escasez, entregando información que fuera transversal a todas las Juntas de Vigilancia y a todos los usuarios de agua, de manera que estos acuerdos se tomaran usando una fuente de información común, que tuviese un respaldo técnico consensuado entre las Juntas de Vigilancia y la autoridad, y aunque perfectible, estuviese validada científicamente”, explica Pablo Silva, Coordinador de proyectos de recursos hídricos de UC Davis Chile. 

Próximos desafíos  

El uso de CIMHi, indica Silva, ha permitido ponderar la importancia que tiene el acceso a la información para la distribución de agua, lo que cobra especial urgencia en un contexto de sequía y cambio climático donde la escasez se irá trasladando progresivamente a las regiones del sur del país y donde la toma de decisiones irá siendo cada vez más compleja, pues además de incorporar la gestión de las aguas subterráneas -proceso que recién está comenzando-, podría limitar las superficies de riesgo pese a optimizar el uso del agua, de forma de asegurar disponibilidad de agua para todos los usuarios el mayor tiempo posible. 

De acuerdo al experto, esto es parte de las lecciones que Chile puede aprender de la experiencia ocurrida en California, donde este debate lleva ya más de una década: “Muchos de los planes que fracasaron en California apuntaban a aumentar las fuentes de agua para resolver el déficit en un sector. El Estado ha sido partidario de incentivar planes que incorporan un horizonte de largo plazo en la gestión del agua, y muestra de ello ha sido el proceso de Sistemas de Gestión Medioambiental (SGMA), sentando a todos los actores, incorporando la gestión de aguas subterráneas, y definiendo acciones, responsabilidades y metas. En Chile estamos todavía a años luz de eso, todavía seguimos pensando en aumentar la oferta y sacar hasta la última gota al limón. Se requiere un análisis del balance hídrico por cuenca, optimizar y no necesariamente aumentar la superficie de riego, e integrar la gestión sostenible en el tiempo”, advierte.   

Por lo mismo, agrega, el desafío que enfrenta Chile es potenciar el uso de estos datos y avanzar al uso de herramientas como el Water Budget, o presupuesto de agua a nivel de cuencas, que permiten pasar de los datos del monitoreo a la generación de información y conocimiento, permitiendo tomar decisiones acertadas en base a ellos.