Enfermedad de las Araucarias se debería a una combinación de estrés ambiental y hongos
Científicos de la Universidad de California, Davis en Chile han logrado detectar 14 microorganismos que están presentes con mayor frecuencia en los árboles dañados.
Autor: Richard García, periodista de "Vida, Ciencia y Tecnología de El Mercurio".
Tras años de discusión, los científicos han conseguido humo blanco respecto de los responsables tras el daño en sus hojas que comenzaron a mostrar las araucarias desde mediados de esta década y que ha provocado la mortalidad de, al menos, 2% de su población, mientras que sobre 90% está afectada.
Así lo asegura Freddy Boehmwald, biotecnólogo y coordinador de bioproductos de la Universidad de California Davis Chile, una de las instituciones que han liderado la investigación en el tema.
"Hay un consenso más o menos general entre los expertos trabajando con Conaf en el tema que el agente causal, potencialmente, podría ser un grupo de hongos o un hongo, y también que la araucaria, a lo menos en la última década, ha estado sometida a un estrés (hídrico) muy fuerte, lo que ha hecho al árbol más vulnerable".
La base para su afirmación son los resultados preliminares del estudio metagenómico realizado por su institución desde 2016. "Decidimos aplicar una herramienta que ya estábamos utilizando para otros sistemas de cultivo y que permite ver a todos los microorganismos asociados a la planta".
Para ello, tomaron muestras tanto de plantas sanas y enfermas, y luego compararon las poblaciones y la abundancia de microorganismos asociados."Encontramos una perturbación importante del microbioma, es decir, el conjunto de microorganismos que son necesarios para la salud de las plantas". Primero pensaron que podía ser una enfermedad asociada a los insectos, porque se había visto una proliferación anómala de ellos asociada a la araucaria, pero no era así. Después descartaron las bacterias y, finalmente, se quedaron con los hongos. Su lista de sospechosos asciende a 14, que se presentan con mucha más abundancia en las plantas enfermas que en las sanas, pero ahora deben hacer cultivos en laboratorio.
La presencia oportunista de los hongos fue favorecida por un debilitamiento de los árboles que no se había visto en años anteriores. "Venimos saliendo de una megasequía de siete años", dice Boehmwald, lo que ha generado un estrés considerable en las araucarias por la falta de agua.
En Bioforest, de Forestal Arauco, ya tienen aislado uno de los hongos que aparece en forma más recurrente, destaca Rodrigo Ahumada, ingeniero forestal y doctor en patología forestal y responsable de la unidad. Es así como en uno de los muestreos, de 52 ejemplos, 21 correspondieron al mismo hongo.
En cuanto a su combate, para Ahumada se podrían aplicar ciertos químicos, pero solo en casos muy justificados. Su apuesta va más por seleccionar material genético más tolerante al problema, lo que implica reforestar con araucarias más resistentes, como respaldo ecológico, para no perder la especie.
Boehmwald considera como otra alternativa usar controladores biológicos, pero reconoce que esta alternativa solo se ha probado hasta ahora en plantaciones.
Ahumada es optimista. "Creo que esto va a pasar y se va a volver a dar una condición más normal", asegura. Es así como este año hubo más nieve y lluvia, lo que probablemente reducirá el estrés hídrico. No descarta que se trate de ciclos que se repiten en el tiempo.
"Conaf cuenta con recursos anuales del orden de $160 millones para el trabajo de detección del agente que causa el daño foliar de la araucaria", destaca su director José Manuel Rebolledo, quien confirma que el presupuesto 2019 ya incluye esta asignación, que en cuatro años suma 480 millones de pesos de inversión. "Esto ha permitido financiar las investigaciones con centros nacionales y extranjeros, quienes también han hecho importantes aportes financieros". Adelanta que este trabajo, en el que también trabajan con las comunidades ancestrales pehuenches, se seguirá haciendo hasta encontrar el agente causal y recuperar la especie.